El truco definitivo para que tus gatos no arañen los muebles

Los felinos domésticos, con su encanto y misterio, a menudo nos plantean desafíos con sus instintos naturales. Uno de los más comunes es el arañado de muebles, una conducta que va más allá de un simple capricho: es una expresión de sus necesidades biológicas. Ellos afilan sus garras, marcan su territorio y liberan estrés a través de este acto. Aunque pueda ser una fuente de dolores de cabeza para los propietarios, prohibirles esta acción iría en contra de su naturaleza innata.

Eva San Martín, una autoridad en comportamiento felino, señala en su obra “Al gato lo que es del gato que rascar” que para que un gato sea feliz y se sienta seguro, necesita rascar. Al hacerlo, liberan feromonas, esenciales para su comunicación y bienestar. Por ello, es fundamental redirigir este comportamiento hacia objetos adecuados, como rascadores. Estos deben ser robustos, amplios y colocados estratégicamente en lugares frecuentados por el gato.

Una solución económica y atractiva es el uso de cartón. Los gatos se sienten naturalmente atraídos por este material, lo que lo convierte en una excelente alternativa a los rascadores comerciales. Asimismo, el mantenimiento regular de las uñas del gato, cortándolas semanalmente, puede ayudar a reducir el impacto de sus arañazos. Otro truco infalible es colocar cinta adhesiva de doble faz en los sitios donde no se quiere que arañe, ya que es desagradable para los gatos.

Además del arañado, los gatos también pueden morder, una conducta menos habitual pero igualmente instintiva. Enseñarles a no morder es parte esencial de una convivencia saludable. Si un gato insiste en arañar muebles, es recomendable corregirlo con firmeza y redirigirlo hacia su rascador.

El arañado no solo cumple con una función territorial o de mantenimiento de las garras, sino que también es vital para que el gato mantenga su cuerpo ágil y libre de estrés. Entender y adaptarse a estas conductas naturales de nuestros compañeros felinos no solo mejora la convivencia en nuestros hogares, sino que también enriquece nuestra relación con ellos, fomentando un ambiente de respeto y comprensión mutua.