Cómo puedes congelar el limón en simples pasos

Cómo congelar el limón y conservarlo por más tiempo, te damos algunos consejos de cómo conservar este ingrediente y utilizarlo después de sacarlo del congelador. El limón es una fruta más que utilizada en la cocina. Este cítrico es muy consumido ya sea para ensaladas, jugos, batidos o diferentes preparaciones para las que podemos utilizarlo como acompañante de, por ejemplo, el pescado o el pollo.

El limón es rico en vitamina C, siendo una de las frutas que más contiene, además de ayudar a un mejor funcionamiento de la digestión y tener un efecto depurativo en el organismo. Es fresco, tiene un sabor ácido muy característico que le aporta un toque distintivo a nuestros platillos, ya sean dulces o salados.

Congelar el limón es una muy buena opción ya sea si estamos en época de cosecha, o si bien, tenemos un árbol de este fruto y no alcanzamos a consumirlos antes de que se echen a perder. Es una fruta muy sencilla de congelar y mantiene su sabor intacto una vez que vuelve a templarse. De por sí, los limones no son difíciles de congelar.

Directamente pueden congelarse enteros, limpiándolos previamente y guardarlos en un recipiente. Sin embargo, esta forma puede resultarnos más difícil a la hora de utilizarlo, ya que vamos a tener que esperar que se descongele por completo para poder cortarlo. De la manera en que te enseñaremos hoy impedirás este percance y lograrás mantener la jugosidad del limón, su sabor y su acidez intacta.
 

Ingredientes:

- limones

Procedimiento:

Lavamos muy bien los limones y los cortamos por la mitad. Retiramos las semillas de todas las mitades y en una bolsa hermética los guardamos separados.

Llevamos a congelar. Podemos conservarlos en el recipiente por un máximo de 6 meses. Y a la hora de utilizarlos tenemos dos opciones. Por un lado, podemos dejarlos descongelar a temperatura ambiente, pero si tenemos prisa, podemos llevarlos al microondas en lapsos de 30 segundos hasta que se le pueda retirar el jugo.

En el caso de requerir la cáscara, por ejemplo, para un postre, no es necesario descongelarlo. Simplemente lo rallamos con un rallador y aprovechamos todo el limón.