Enterate cómo el cuerpo te pide que necesita sexo
Más allá del contacto emocional que supone, lo sexual también representa una necesidad física que puede manifestarse de diversos modos.
El deseo sexual antecede al sexo por naturaleza. Y aquél puede manifestarse de diferentes modos a través de nuestro cuerpo, al enviar señales perceptibles que deberíamos aprender a decodificar, si es que aún no las captamos. Más allá del plano emocional y psicológico que contiene el sexo, también hay una primitiva necesidad fisiológica que nos empuja al contacto íntimo. Está claro que siglos de evolución domesticaron el deseo humano para volverlo menos salvaje, pero aún perviven ecos de aquella demanda primaria.
La historia de la sexualidad dio un vuelco de la mano del psicoanálisis fundado por Sigmund Freud, que propuso interpretaciones superadoras respecto a determinadas manifestaciones humanas al conectarlas con la pulsión sexual y el deseo. Así el sexo se elevó más allá del coito y se volvió una clave genuina que levantó el velo de la personalidad a partir de la historia y la experiencia. Pero más allá de esta teoría revolucionaria, el cuerpo no se cansó de seguir enviando señales de su necesidad sexual básica. Pero, ¿cuáles son estas señales?
Qué señales envía el cuerpo para pedir sexo
Según la medicina clínica, el sexo tiene un múltiple impacto positivo sobre nuestro organismo. Las relaciones sexuales frecuentes ayudan a contener el estrés, también permiten retraer los niveles de ansiedad, alivia los malestares físicos y hasta fortalece el sistema inmunitario. Por todo esto, nuestro cuerpo nos suele pedir que tengamos sexo, más allá de lo emocional y afectivo.
Una de las primeras señales tiene que ver con nuestro estado anímico. La irritabilidad y el estrés suelen revelar la demanda inequívoca de tu cuerpo para satisfacer el apetito sexual. Más allá de las bromas chabacanas al respecto, existen investigaciones médicas que prueban esta hipótesis: un estudio de Journal of Health and Social Behavior sostiene que la actividad física, incluyendo el sexo, neutraliza el estrés, tanto en hombre como en mujeres, y estimula las endorfinas, un potenciador natural del buen estado de ánimo. Esto no implica volcarse a tener sexo a demanda, por el solo hecho de sentirnos fastidiados, sino que aquellos que tienen pareja que puedan encontrarse íntimamente desde un lugar beneficioso y a la vez emotivo para ambos. Siempre desde el respeto mutuo. Y en el caso de quienes están solos pueden suplir la falta de sexo, con actividades físicas y rutinas que igualmente los estimulen.
Las fantasías y los sueños eróticos recurrentes pueden indicar el exceso de deseo no satisfecho. Aunque también pueden producirse sin tanta frecuencia. De todos modos, si empezamos a tener sueños húmedos esto puede representar que padecemos una abstinencia sexual y que no estamos teniendo relaciones sexuales frecuentes.
Otra señal que de que el cuerpo necesita sexo se manifiesta a través de la piel al mostrar un aumento de la cantidad de impurezas, y estar más reseca y agrietada. Si notas que, de repente, ha perdido su buen aspecto, el cabello se cae más de lo normal y hay mayor tendencia al acné de lo habitual, es posible que tu cuerpo te esté pidiendo mejorar tus hábitos sexuales.
Migrañas e insomnio: aunque te cueste creerlo estos padecimientos del cuerpo también indican falta de sexo. De hecho existen estudios que respaldan esta aseveración como un informe de la publicación Cephalalgia que vinculó la actividad sexual con el alivio parcial o completo del dolor de cabeza en algunos pacientes que sufrían de migraña y cefalea en racimos. En cuanto a la falta de sueño, otra investigación científica reveló que tener relaciones sexuales hace que la oxitocina aumente. Los niveles elevados de esta hormona se asocian con un mejor descanso.