Los enormes beneficios de tener un perro como mascota para un adulto mayor que vive solo
Tener una mascota como compañía tiene muchos beneficios, especialmente para los adultos mayores que viven solos.
Tener un perro como mascota significa que los adultos mayores nunca están solos. Tienen un compañero constante, haciéndolos sentir menos aislados del mundo. Llevar un perro a dar un paseo también pondrá a los adultos mayores en contacto con otras personas de su comunidad de forma natural.
Nuestros cerebros liberan endorfinas el acariciar un perro, tenerlo como mascota es bueno para nuestra salud mental, y las personas con un animal de compañía tienen tasas más bajas de depresión, relacionando el vínculo entre la depresión y la demencia en adultos mayores.
Los adultos mayores son más propensos a alcanzar un nivel adecuado de actividad física para su edad al tener una mascota, especialmente un perro que necesita caminatas diarias. Ser más activo todos los días nos hace sentir mejor y más saludables, y caminar con un perro es más divertido que hacerlo solo.
Tener que cuidar y alimentar a otro ser da a las personas mayores un sentido de propósito, por lo que los dueños de perros como mascotas hogareñas, tienden a vivir más tiempo que los dueños sin animales. Los adultos mayores con un perro como mascotas tienen menos estrés, tensión y ansiedad, y como resultado, también tienen menos problemas para dormir que las personas mayores sin mascotas.

El perro intuitivamente sabe cuándo nos sentimos tristes, o cuando tenemos un día difícil, tratará de consolarnos, por eso es tan importante que el adulto mayor tenga una mascota. También los perros suelen tener hábitos extravagantes que nos hacen reír. La risa es buena para nuestra salud emocional, así como para nuestra salud del corazón.

Los dueños de un perro tienen presión arterial baja y mejores niveles de colesterol que quienes no tienen animales, además de tener un menor riesgo de enfermedades del corazón. Se ha encontrado que los adultos mayores con perros como mascotas experimentan menos problemas médicos, visitan al médico un 21% menos que los ancianos sin mascotas y se recuperan más rápido de la cirugías y enfermedades.
