Salud y bienestar

Cómo influyen las emociones en la sexualidad

Una vida plena se compone de una buena intimidad. Pero para que esos momentos fluyan sin frustraciones es preciso conocer cómo está nuestra espiritualidad.

Napsix viernes, 18 de marzo de 2022 · 12:20 hs
Cómo influyen las emociones en la sexualidad

La sexualidad en la vida de cualquier persona puede ser un factor que contribuya a ampliar el bienestar propio o puede volverse un foco que irradie malestar, ansiedad y frustración. Está claro que la actividad sexual se integra tanto de aspectos biológicos como emocionales que inciden en su desarrollo. El acto implica el deseo, la estabilidad emocional y un regular funcionamiento de nuestro organismo para llegar a un clímax en plenitud.

Por eso es que, de acuerdo a la medicina clínica, en el acto sexual se expresan nuestra salud mental y física. De ellas dependemos para ampliar nuestra escala de goce, por lo cual es preciso decodificarnos a nosotros mismos para poder captar si nuestra receptividad para el placer puede ser blanco de algún bloqueo que nos impida un disfrute normal y pleno. Y precisamente las emociones juegan un papel clave en nuestra intimidad.

Hay distintos niveles de disfrute que tienen que ver con nuestra aptitud para procesar distintas emociones negativas, muy humanas, que si no alcanzamos a elaborarlas pueden dificultar nuestro rendimiento sexual. Es por eso que debemos tener la lucidez necesaria para no enfrascarnos o autoflagelarnos si no nos va bien en el acto sexual, ya que todo puede cambiar si aprendemos a ser tolerantes y a reinterpretarnos.

Las emociones negativas pueden restringir nuestro placer

Cuáles son las emociones que afectan la sexualidad

Ansiedad: es la principal emoción que dificulta la sexualidad. Nuestro organismo se encuentra bajo una situación en la que se ve afectada la esfera sexual, se limita la secreción de ciertas hormonas necesarias para encender el deseo sexual.

Tristeza: es una emoción que afecta directamente nuestra líbido y posterga el deseo.

Depresión: este estado de la salud mental puede llegar a bloquear por completo el deseo, y quien lo padece puede no sentir el deseo de tener actividad sexual.

Frustración y miedo: estas dos emociones tienen efectos muy similares que repercuten en la intimidad sexual, ya que plantea dudas que generan un bucle mental crónico en el que la persona siente que no va poder satisfacer a su pareja.

Estrés: es una de las emociones que más suelen afectar nuestra actividad sexual. Puede producir insuficiencia de erección, ausencia de secreción vaginal e, incluso, eyaculación precoz. 

Rabia: es un estado que puede provocar conductas sexuales compulsivas los cuales afectarían de forma negativa a su salud sexual. También puede manifestarse con la imposibilidad de concentrarse para realizar el acto.

La tristeza o depresión bloquean la líbido

La libido o deseo sexual está relacionado con experiencias de placer. Cuando se producen  circunstancias que generan algún tipo de malestar o aversión, esto ocasionará disconformidad, lo que puede desencadenar en una disminución del deseo sexual. En este sentido cabe destacar que el miedo, vergüenza, enfado, tienen un impacto directo en nuestra sexualidad al bloquear o anular el deseo sexual. 

Las emociones negativas por lo tanto generan un cuadro en el que pueden producirse: trastorno de erección, eyaculación precoz y trastorno en el  deseo sexual. 

Cómo controlo mis emociones negativas

Para salir de este estado que nos perturba es preciso comprender que hay determinadas acciones que nos alivian como mejorar la confianza en la pareja; controlar el estrés; dejar de pensar que el sexo es una obligación. Es un placer que se debe disfrutar.
Todo tiene su tiempo y el sexo no es la excepción.

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