El truco más sencillo para trasplantar un rosal del jardín
Los cuidados de los rosales no son de lo más sencillos, pero aplicarlos es fundamental para disfrutar de su bella flor.
La naturaleza está repleta de plantas, árboles y flores de las formas y colores más variados. Existen cientos de especies para todos los gustos, por lo que elegir los ejemplares para el jardín puede abrirnos un abanico de opciones. Sin embargo, desde hace años algunas plantas han adquirido gran fama por su belleza y sus cuidados. Es por eso que no podemos dejar de hablar de las rosas, las flores más buscadas por los amantes de la jardinería, destacando entre miles.
La palabra Rosa hace referencia tanto a la flor como al género de plantas que está conformado por un extenso grupo de arbustos espinosos y floridos, pertenecientes a la familia de rosáceas. Pero, cuando hablamos de la planta en sí misma, estamos refiriéndonos al rosal. La mayoría de los rosales son originarios de Asia, pero se han extendido a todo el mundo mediante los cultivos.

Las flores de los rosales son lo que los hace más atractivos, puesto que son conocidos por producir rosas grandes, bellas y coloridas, aunque las más populares sean las rojas. Por eso, muchos aficionados a la ornamentación con plantas buscan estos ejemplares y, con el tiempo, aprenden a cuidarlos. No obstante, muy pocos saben qué es lo que hay que hacer a la hora de trasplantar los rosales, razón por la que lo explicaremos a continuación.
Guía para trasplantar rosales
Ver las rosas cultivadas en macetas dentro del hogar es una tendencia que no cesa. Pero hay que estar atentos a las señales que la planta da cuando ese espacio le queda pequeño y necesita ser trasplantada, y así liberar sus raíces. De acuerdo con Ecología Verde, “el mejor momento para trasplantar los rosales es cuando su crecimiento está inactivo. Así, lo mejor es hacerlo a principios o mediados de la primavera. Además, lo mejor es escoger días nublados, con sol, en los que creas que va a llover”.
Ahora bien, si ya tienes decidido trasplantar el rosal, prepara con tiempo otra maceta de un tamaño más grande con el sustrato y el abono correspondiente. Respecto al sustrato, éste debe ser “rico en turba y en nutrientes, suelto y con un buen drenaje”, según explican desde el canal de cuidado vegetal. Cuando llegue el día del trasplante, deberás realizar un hueco en el centro del sustrato para poner sus raíces. Trata de que ese agujero sea un poco más grande que la base de la planta, tanto de anchura como de profundidad.
El paso que sigue consta en sacar al rosal de su antigua maceta o sitio del jardín. Para esto, tendrás que realizar un círculo alrededor del rosal y empezar a cavar siguiendo esa guía, con cuidado de no tocar las raíces. Finalmente, la colocas en el agujero que hiciste en la nueva maceta, la tapas con más sustrato y abono, y la riegas. ¡Eso es todo!