Azufre: un gran aliado de las plantas en el jardín

Existe una gran cantidad de sustancias con excelentes propiedades en el cultivo de plantas que, generalmente, no las asociamos con esta práctica. Es el caso del vinagre, el bicarbonato de sodio o el azufre. Este último no solo aporta importantes nutrientes, sino que además es un potente antifúngico y plaguicida.

Actualmente se busca jardines saludables y que sean sustentables. Esta idea desincentiva el uso de químicos para controlar plagas y prioriza los remedios caseros, fertilizantes naturales y biodiversidad.

El azufre cumple con todas estas características por eso es importante familiarizarnos con sus usos. Incorporarlo al sustrato ayudará que las plantas cumplan con sus funciones básicas y sus hojas no comiencen a ponerse amarillas por falta de nitrógeno.

Como fertilizante se utiliza en polvo. Se debe espolvorearlo sobre el suelo en pequeñas cantidades, pero de forma continua. Es un excelente corrector para suelos alcalinos y puede ser utilizado en superficies amplias por eso es ideal para revitalizar el césped.

Sin embargo, si queremos que cumpla una función antifungicida o plaguicida lo recomendable es diluirlo en agua y rociarlo sobre el follaje. Esta tarea debe realizarse cuando la temperatura oscila entre los 20 y los 30 grados. Preferentemente durante el amanecer o atardecer para impedir que los rayos del sol y las gotas de agua hagan un efecto lupa y quemen las zonas verdes.

A pesar de ser ampliamente utilizado en la agricultura, es importante saber que puede ser tóxico para las mascotas y los humanos, por eso es recomendable tomar precauciones cuando se utiliza. Los perales y manzanos son muy sensibles a este producto por lo que se desancoseja su uso.

También se puede usar junto a otros fertilizante o repelentes como el aceite de Neem o el jabón potásico, aunque lo conveniente es dejar pasar al menos 21 días entre la aplicación de uno y el otro.