¿Sabías que hay razas de perros que ladran más que otras?
Que un perro ladre eufóricamente puede ser un gran problema. Si bien hay razas más propensas a esta conducta la clave es el entrenamiento.
La raza de los perros implica una gran carga genética que determina una importante parte de lo que será su comportamiento y características físicas. Claro que la crianza y el entrenamiento que reciban completará su personalidad. Ambos factores también establecerán si nuestra mascota ladrará mucho o poco.
Ladrar es un comportamiento natural de los canes. Se trata de una de las formas que tienen para comunicarse y lo pueden hacer cuando sienten que hay un peligro inminente o simplemente como una forma de juego. Claro que los ladridos serán diferentes en cada caso.

Según los expertos, esta conducta también está relacionada con su tamaño, pero no por una cuestión natural o genética sino por la intervención de los humanos y hasta la han calificado como: Síndrome del perro pequeño.
Investigaciones sobre el comportamiento de los perros han determinado que aquellos ejemplares de menor tamaño suelen ser más consentidos. Esto les da una sensación de confianza y empoderamiento que no suele ser corregida debidamente por sus dueños ya que, al ser pequeños, el daño que produzcan no será de gravedad, por ejemplo, al morder.
Mimarlos de forma excesiva y no reprenderlos vuelve a estos amigos peludos seres muy temperamentales con serios problemas de socialización que los hace ladrar de forma constante y enérgica sin motivos aparentes.
Entre las razas que más ladran se encuentran:
- Yorkshire Terrier
- Cairn Terrier
- Schnauzer Miniatura
- West Highland White Terrier
- Fox Terrier
- Beagle
- Chihuahua
- Silky Terrier
- Pequinés
- Caniche miniatura
Modificar esta conducta es posible con entrenamiento y paciencia. Aunque hay que tener en cuenta que no se debe prohibir el ladrido sino limitarlo a cosas que nos resulten innecesarias.

El aprendizaje siempre será más eficaz si se hace cuando aún es un cachorro ya que es una etapa de descubrimiento. Por ejemplo, si al sonar el timbre nuestra mascota comienza a ladrar de forma descontrolada, se le debe ordenar que se siente y premiarlo, pero hay que evitar alzarlo.
Los premios por un buen comportamiento siempre son más eficaces que los castigos.

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