Tipos de insomnio y cómo afrontar cada uno de ellos
El insomnio es un problema cada vez más recurrente en la sociedad actual. La consulta médica es muy necesaria para combatirlo.
El insomnio es un trastorno del sueño cada vez más recurrente y es considerada una epidemia global. Según la Fundación Favaloro, este problema ya afecta al 45% de la población mundial, mientras que un estudio de la Clínica Cleveland precisa de 1 de cada 10 persona lo sufre de forma crónica.
Algunos estudios detallan que afecta principalmente a mujeres y adultos mayores y que sus causas más recurrentes son los problemas emocionales y psicológicos, como el estrés, la angustia, la depresión o las agobiantes rutinas modernas.
Padecer de insomnio no es algo que se deba ignorar o minimizar ya que se ha demostrado que trae consecuencias a corto y largo plazo. Por ello es necesario que, cuando los episodios de descanso deficitario se vuelven recurrentes, se consulte a un médico para encontrar las causas y un tratamiento adecuado.
Médicamente tampoco es un problema fácil de abordar, esto se debe a que el proceso del sueño es muy complejo y existes variables físicas, psicológicas y ambientales que pueden alterarlo.
Tipos de insomnio
Durante el proceso de diagnóstico es importante establecer la gravedad del asunto, ya que puede tratarse de insomnio ocasional o casos más complejos.
- Insomnio agudo
Generalmente ocurre durante un periodo de tiempo y luego disminuye o desaparece. Se lo relaciona con causas estresantes como cambios bruscos (mudanzas, nuevos trabajos) o situaciones traumáticas (la pérdida de un familiar).
En estos casos se hace hincapié en los hábitos saludables que propician la somnolencia (horarios de sueño, ejercicio físico) y el uso de relajantes naturales (infusiones o alimentos que incentiven la melatonina).
- Insomnio crónico
Este es un panorama algo más complejo y se lo diagnostica cuando se padece de problemas para conciliar el sueño o se tiene un descanso deficitario durante más de tres días por semana y se extiende al menos un mes.
Dentro de esta clasificación existen dos tipos. Por un lado, se considera “idiopático” cuando no hay causa física o afección que lo provoque. Por otra parte, se encuentra el “comórbido”, el cual surge a partir de un problema médico.
Entre las causas más comunes de este último se encuentra:
Enfermedades físicas crónicas: como diabetes, Parkinson , hipertiroidismo y apnea del sueño.
Trastornos psicológicos: depresión, ansiedad o estrés.