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Crean un Airbnb para exconvictos que cumplieron su condena
El programa, bautizado Homecoming Proyect, está dirigido a ex presos con condenas de por lo menos 10 años por delitos violentos, que, según la organización sin fines de lucro, son los que tienen más limitaciones a la hora de encontrar un lugar donde vivir
Una organización estadounidense creó un sistema similar al que utiliza Airbnb para que las personas que cumplieron condena consigan alojamiento, como parte de un plan de reinserción social, que por ahora sólo funciona en el estado de California.
El programa, bautizado Homecoming Proyect, está dirigido a ex presos con condenas de por lo menos 10 años por delitos violentos, que, según la organización sin fines de lucro, son los que tienen más limitaciones a la hora de encontrar un lugar donde vivir.
"Muchos propietarios de casas pueden alquilar habitaciones si a cambio reciben un pago así que decidimos crear un Airbnb para las personas que salen de la cárcel", dijo Alex Busansky, presidente de Impact Justice, durante una entrevista con la agencia EFE.
El programa tiene actualmente ocho participantes en la ciudad de Oakland (California) y planea llegar a 25 a finales de este año, además de empezar a operar también en Texas.
Según Busansky, la iniciativa "ha sido muy bien recibida" y su organización está recibiendo muchas cartas desde las cárceles de personas "que quieren participar en el programa".
Los 25 dólares diarios que reciben los propietarios provienen de donaciones a Impact Justice y suman entre 750 y 775 dólares al mes, muy por debajo del precio al que las habitaciones podrían ser alquiladas en un mercado de la vivienda tan demandado.
"No buscamos potenciales participantes mediante una campaña de mercadeo o de ventas. Nuestra búsqueda es individual y personalizada, queremos que la gente conozca las experiencias de quienes ya están en el programa", destacó la coordinadora del proyecto, Terah Lawyer.
El segundo inquilino en experimentar el programa, fue un ex preso que salió de la cárcel en junio último, por lo que su primer destino fue un alojamiento de transición en el que vivía con otras 31 personas, y tenía que regresar a las 21.30 cada noche.
"Era libre, pero la sensación no era la de tener libertad", dijo el hombre que prefirió reservar su identidad.
"Me entrevisté con tres propietarios y finalmente me mudé a casa de una mujer que tenía una habitación extra. La propietaria me dijo: 'Esta es tu nueva casa. Aquí están las llaves. Entra y sal cuando quieras", explicó el hombre, que se mostró conforme con esa oportunidad.
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