Nuevas pistas sobre Madeleine señalan nuevamente al primer sospechoso
La búsqueda de Madeleine McCann, la pequeña británica que desapareció del Algarve portugués el pasado 3 de mayo, se intensificó en los últimos días tras surgir nuevas pistas que señalan otra vez a Robert Murat, el primer sospechoso en el caso.
Ahora los pesquisas creen que la niña fue secuestrada y que está en Marruecos. Dicen que un pederasta la esconde en las montañas Rif.
Te Podría Interesar
La información fue dada a conocer por el periódico británico “The Sun” y traducida al español por el diario madrileño “El Mundo”. Según ambos periódicos, un testigo puso en tela de juicio la coartada del británico Murat, hasta ahora el principal implicado en la desaparición. Se trataría de un abogado del Reino Unido, quien cuestionó la teoría sostenida por el hombre que aseguraba que la noche en la que se dejó de ver a Maddie él se encontraba en su domicilio junto a su madre.
Sin embargo, el letrado habría declarado que Murat estuvo merodeando la casa donde dormía la menor antes de desaparecer. De hecho, los medios indicaron que los investigadores creen ahora que la niña fue secuestrada -probablemente por un pederasta- y permanece retenida en las montañas Rif de Marruecos.
El portavoz de Gerry y Kate McCann, Clarence Mitchell, reveló la semana pasada que que el matrimonio se planteaba regresar al lugar donde vio por última vez a la niña.
Todo comenzó cuando Kate y Gerry, acompañados por sus hijos Madeleine, de tres años, y los gemelos Sean y Amelia, de dos, decidieron disfrutar de sus vacaciones en el Algarve. La familia se instaló el 28 de abril en uno de los departamentos en el Ocean Club, un balneario pequeño integrado por varios edificios de dos o tres pisos que están pegados uno al lado del otro.
Cinco días después de su arribo, los McCan fueron a cenar junto a otros dos matrimonios y dejaron a sus hijos durmiendo sin compañía. Según lo que relataron, cuando regresaron descubrieron que Maddie no estaba en la habitación y entonces se desató la frenética búsqueda.
Al no obtener los resultados esperados, el 18 de mayo los McCann realizaron un llamado desesperado a toda Europa, y de allí se retransmitió a todo el mundo. A partir de esa fecha, la operación creció en volumen y en publicidad. Más de 1.000 policías y más de 100 voluntarios; barcos, helicópteros, la Interpol, la policía inglesa y especialistas británicos en secuestros se dieron cita en Praia da Luz.
A la invasión de investigadores se sumó la de los periodistas que, en pocos días, llegaron a ser más de 200 en esa pequeña ciudad. Y era obvio que eso ocurriera, ya que los desgarradores pedidos de los McCann atrajeron a los medios.
Los padres de Madeleine, especialmente Gerry, decidieron no llorarla y comenzaron con una campaña internacional para poder ubicarla. Contrataron a asesores de prensa y captaron la atención de grandes personalidades. Desde los futbolistas David Beckham y Cristiano Ronaldo, pasando por los más influyentes colaboradores del presidente norteamericano George Bush, el primer ministro inglés, Gordon Brown, J.K. Rowling, la autora de la saga “Harry Potter”, y hasta el mismísimo papa Benedicto XVI se sumaron a la campaña.
La campaña llegó a todo el mundo. Hoy se pueden ver en internet más de 200 videos vinculados a la desaparición de la niña. Más de 50 millones de personas visitaron el sitio findmadeleine.com en sus primeras 48 horas de existencia. Y otros tantos han visitado el canal de You Tube “Don’t forget about me”, dedicado a Madeleine y a otros niños desaparecidos.
Miles de personas contribuyen a engrosar un fondo que llevaba recaudado hasta fines de agosto 1,5 millón de euros, un cómodo colchón sobre el que se sustenta la campaña de búsqueda.
Semejante exposición tuvo su precio. El matrimonio fue cuestionado por haber ido a cenar dejando solos a sus hijos la noche de la presunta desaparición. Ellos respondieron a las críticas con firmeza. “Son comentarios dolorosos y ayudan muy poco”, protestó Kate.
Al cumplirse los 100 días de la desaparición de la niña, los investigadores descartaron la teoría del secuestro y empezaron el trabajo desde cero. Requisaron una vez más el departamento donde fue vista por última vez “Maddie”. Allí descubrieron sedantes y comenzaron a sospechar de los padres.
Con la ayuda de dos perros, transformaron las sospechas en indicios. Descubrieron rastros de sangre y pelos, primero en el departamento y después en el automóvil que alquilaron 25 días después de la desaparición de la niña.
Con estos elementos en su poder, los pesquisas portugueses elaboraron una hipótesis que estremeció al mundo entero: Madelaine habría muerto como consecuencia de una sobredosis de calmantes y sus padres habrían hecho desaparecer el cuerpo. La teoría nunca pudo ser probada.
Cinco días después de su arribo, los McCan fueron a cenar junto a otros dos matrimonios y dejaron a sus hijos durmiendo sin compañía. Según lo que relataron, cuando regresaron descubrieron que Maddie no estaba en la habitación y entonces se desató la frenética búsqueda.
Al no obtener los resultados esperados, el 18 de mayo los McCann realizaron un llamado desesperado a toda Europa, y de allí se retransmitió a todo el mundo. A partir de esa fecha, la operación creció en volumen y en publicidad. Más de 1.000 policías y más de 100 voluntarios; barcos, helicópteros, la Interpol, la policía inglesa y especialistas británicos en secuestros se dieron cita en Praia da Luz.
A la invasión de investigadores se sumó la de los periodistas que, en pocos días, llegaron a ser más de 200 en esa pequeña ciudad. Y era obvio que eso ocurriera, ya que los desgarradores pedidos de los McCann atrajeron a los medios.
Los padres de Madeleine, especialmente Gerry, decidieron no llorarla y comenzaron con una campaña internacional para poder ubicarla. Contrataron a asesores de prensa y captaron la atención de grandes personalidades. Desde los futbolistas David Beckham y Cristiano Ronaldo, pasando por los más influyentes colaboradores del presidente norteamericano George Bush, el primer ministro inglés, Gordon Brown, J.K. Rowling, la autora de la saga “Harry Potter”, y hasta el mismísimo papa Benedicto XVI se sumaron a la campaña.
La campaña llegó a todo el mundo. Hoy se pueden ver en internet más de 200 videos vinculados a la desaparición de la niña. Más de 50 millones de personas visitaron el sitio findmadeleine.com en sus primeras 48 horas de existencia. Y otros tantos han visitado el canal de You Tube “Don’t forget about me”, dedicado a Madeleine y a otros niños desaparecidos.
Miles de personas contribuyen a engrosar un fondo que llevaba recaudado hasta fines de agosto 1,5 millón de euros, un cómodo colchón sobre el que se sustenta la campaña de búsqueda.
Semejante exposición tuvo su precio. El matrimonio fue cuestionado por haber ido a cenar dejando solos a sus hijos la noche de la presunta desaparición. Ellos respondieron a las críticas con firmeza. “Son comentarios dolorosos y ayudan muy poco”, protestó Kate.
Al cumplirse los 100 días de la desaparición de la niña, los investigadores descartaron la teoría del secuestro y empezaron el trabajo desde cero. Requisaron una vez más el departamento donde fue vista por última vez “Maddie”. Allí descubrieron sedantes y comenzaron a sospechar de los padres.
Con la ayuda de dos perros, transformaron las sospechas en indicios. Descubrieron rastros de sangre y pelos, primero en el departamento y después en el automóvil que alquilaron 25 días después de la desaparición de la niña.
Con estos elementos en su poder, los pesquisas portugueses elaboraron una hipótesis que estremeció al mundo entero: Madelaine habría muerto como consecuencia de una sobredosis de calmantes y sus padres habrían hecho desaparecer el cuerpo. La teoría nunca pudo ser probada.

