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Sarkozy afronta una semana negra por una huelga

Los sindicatos de transporte y energía comenzarán un paro por tiempo indeterminado que, según los analistas, podría durar más de una semana. Cuestionan las reformas del primer ministro Francois Fillon, que busca equiparar las jubilaciones de todos los empleados públicos.
Los estudiantes más radicales anunciaron que bloquearán el acceso a las terminales de trenes y a las universidades. Foto: EFE
Los estudiantes más radicales anunciaron que bloquearán el acceso a las terminales de trenes y a las universidades. Foto: EFE
El presidente francés Nicolas Sarkozy afrontará una semana negra por la huelga por tiempo indeterminado convocada para este martes por sindicatos del transporte y la energía contra el proyecto de equiparar las jubilaciones de todos los empleados públicos franceses.

El primer gran escollo al de reformas de Sarkozy y su primer ministro, Francois Fillon, comenzará este martes a las 20 con una nueva huelga indefinida que, según los analistas, podría extenderse por más de una semana y paralizar el país.

Cada día los diferentes sectores gremiales decidirán la continuación o no de la medida de fuerza, una acción similar a la del pasado 15 de octubre que duró cinco días.

Esta es la segunda fase de las "reformas Fillon" que pretenden pasar gradualmente de 37,5 a 41 los años de aporte necesarios para jubilarse y que comenzaron en el 2003 cuando el actual premier era ministro de Trabajo y Acción Social de Jacques Chirac.

Seis meses después de ser electo, Sarkozy sabe que esta será su primera batalla contra los aguerridos sindicatos. Su reforma ataca al sector más privilegiado, al que desde el gobierno se fustiga con dureza por la impopularidad de las reivindicaciones de "los privilegiados empleados estatales de transportes y energía".

Para endurecer el movimiento contra las reformas aun más, la mayoría de los sindicatos de educación, judiciales, telecomunicaciones y correo también participarán de la huelga.

Además, los estudiantes más radicales anunciaron que bloquearán el acceso a las terminales de trenes y a las universidades, factor que incrementa la tensión social y el temor del gobierno a posibles desbordes.

Fillon advirtió esta semana que "no tolerará" posibles actos de violencia durante la huelga y llamó a la "compostura" a los sindicatos que lideran las movilizaciones.

Desde Berlín, Sarkozy afirmó este lunes que se encuentra "calmo" y "determinado", y agradeció el apoyo de la jefa de gobierno alemana Angela Merkel quien le auguró "éxito para la implementación de las necesarias reformas que debe afrontar Francia".

Los sindicatos sostienen que este es el primer paso para otras reformas y por eso pretenden realizar una medida de fuerza similar a la que en 1995 se extendió durante tres semanas y forzó la renuncia del primer ministro Alain Juppé, quien también intentó eliminar privilegios jubilatorios.

"Antes de ser electo había dicho qué es lo que haría", recordó Sarkozy, quien remarcó que "debemos transformar a Francia reduciendo su déficit" y se declaró abierto al diálogo con los diferentes actores sociales.

El primer ministro también se mostró firme en la necesidad de aplicar los ajustes y afirmó que está convencido de que "la mayoría de los franceses apoya las reformas".

Los sondeos le dan la razón. El 68 por ciento de los franceses está contra la huelga, mientras que el 54 por ciento se manifiesta de acuerdo con la equiparación de las jubilaciones.