Opinión

El ganador cantado de Gran Hermano como reflejo del anhelo de un país estallado

Si bien el "no juego" del participante que perfila como inminente vencedor del reality ha resultado para algunos una experiencia soporífera, su reposado triunfo en la casa puede leerse como la aspiración de un pueblo hastiado de la crispación.

Laureano Manson
Laureano Manson miércoles, 1 de marzo de 2023 · 13:45 hs
El ganador cantado de Gran Hermano como reflejo del anhelo de un país estallado
Marcos, el ganador cantado de Gran Hermano Foto: Cortesía

Más allá del contundente éxito en el rating de Gran Hermano (Telefe), la mayor sorpresa que ha deparado esta temporada del popular reality que se encuentra en su recta final, es el rechazo del público a la idea de un juego basado en estrategias de choque y especulación. A diferencia de otras ediciones de este programa, la gran audiencia no ha acompañado algunas de las características esenciales de este formato, que consiste en incitar a los participantes a ganar la competencia a cualquier costo. En un país como el nuestro, que se encuentra en un álgido momento de crispación, la platea del ciclo más visto de la televisión abierta, esta vez ha decidido premiar las buenas intenciones de los integrantes de la casa; y ha encontrado en Marcos Ginocchio el reflejo de un anhelo de calma en medio de tanta estridencia.

Desde un principio, el blondo concursante de Gran Hermano se instaló entre los preferidos de los seguidores del reality, primero seguramente por su apariencia de modelo hegemónico, pero poco más tarde por su bajo perfil y su voluntad de esquivar las peleas y los golpes bajos, que son moneda habitual en el menú de la disputa por el poder entre los jugadores de la casa.

Marcos, el participante de Gran Hermano que superó su impronta de modelo hegemónico para conquistar al público con su reposado temperamento. Foto: Captura TV.

El salteño se caracterizó desde sus primeros días en Gran Hermano por plantear una suerte de "no juego", basado en el afán de mostrarse cristalino y fiel a sus sentimientos. De manera tan sistemática como soporífera, en sus ingresos al confesionario para nominar a los compañeros que cada semana abandonan el certamen, Marcos siempre aseguró que su voto está guiado por "su corazón" y alejado de toda especulación. 

Marcos en el confesionario de Gran Hermano, nominando a sus compañeros. Foto: Captura TV.

De esta manera, el favorito del público de Gran Hermano ha cosechado una fiel legión de fans, sin contar con la cuota carismática que ostentan algunos de los restantes jugadores del reality. Por la falta de factor sorpresa en su desempeño, tanto desde las discusiones de los seguidores del programa en las redes sociales, como desde los debates entre especialistas de las galas que conduce Santiago del Moro; algunos han tildado de aburrido al norteño y han definido su presencia en el reality como un permanente bostezo.

Así y todo, tras la reciente entrada a Gran Hermano de Valentina, la hermana de Marcos, el participante dejó al descubierto su costado más emocional y vulnerable; potenciando su perfil como seguro ganador de cara a la final del programa.

Con un futuro garantizado en el mundo del modelaje, y tal vez no demasiadas chances en la televisión por su temperamento introvertido, Marcos conquistó a la popular platea de Gran Hermano a puro motor de templanza y no mucho más. Se puede ser una persona calma y a la vez brillante, doblete que el querido participante del reality no alcanza, pero evidentemente tampoco necesita. Su inminente triunfo en la competencia, oficia como reflejo del anhelo de un país estallado, que de momento solo aspira a un poco de cordura para empezar a sanar sus heridas.

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