Opinión

Viviana Canosa potencia aciertos y despropósitos en su regreso a la televisión

La conductora protagonizó un exitoso debut en la pantalla de La Nación+ con su consabida fórmula que combina histrionismo e identificación. Además, vuelve con sus habituales deslices en los que conecta a la fuerza todo mal del país con los temas que más la obsesionan.

Laureano Manson
Laureano Manson miércoles, 8 de febrero de 2023 · 13:25 hs
Viviana Canosa potencia aciertos y despropósitos en su regreso a la televisión
Viviana Canosa, la exitosa figura que sumó La Nación+. Foto: Captura de video LN+

En medio de una gran expectativa, Viviana Canosa volvió este lunes a la televisión en la señal de noticias La Nación+, y logró ganar el rating en su franja horaria de las 23, imponiéndose sobre sus competidores de C5N, Crónica, TN y A24. De hecho, el dato de que en su debut en LN+ la conductora haya casi triplicado la marca que tuvo el canal en que ella trabajaba, da cuenta de la importante ficha en materia de audiencia que perdió la emisora del Grupo América. 

En sus primeros días en nueva pantalla, Viviana Canosa apostó a lo seguro con su consabido formato de editorial en modo ultra temperamental, luego una entrevista a un histriónico referente de la oposición, y por último una escueta interacción con sus panelistas, Jorge Giacobbe y Javier Lanari. Una vez más el resultado es exitoso, lo cual demuestra que guste o no, la periodista ha sabido construir en estos años de dedicación el periodismo político una fórmula de probada eficacia, poniéndose en el lugar de uno más del "rebaño de pelotudos", tal cual ella identifica al integrante promedio del pueblo argentino.

Apostando a la identificación, y reforzando su discurso ideológico con un acting hipnótico, Viviana Canosa desarrolla sus editoriales desplegando un abanico de misiles contra el oficialismo. Su estrategia parte de un título que ella le asigna a sus extensas columnas de opinión, y que luego repite a manera de loop durante todo el desarrollo de su argumentación. El dispositivo apunta claramente a internalizar o ratificar esas premisas en la percepción del espectador. El título del editorial de este lunes fue: "Todo el pasado por delante", mientras que el del martes fue: "Estafados". Para reforzar esos conceptos, a lo largo de más de media hora de monólogo, la conductora se vale de algunos fragmentos de videos ilustrativos o algún elemento de utilería como una bomba.

Viviana Canosa apuesta por editoriales en los que repite el título a manera de loop. Foto: Captura TV.

En términos de producción, a simple vista el programa de Viviana Canosa no requiere de un gran despliegue de recursos. A diferencia de otros ciclos de su índole, aquí no hay exhaustivo trabajo de investigación, o de edición de imágenes de archivo. La estelaridad de este producto está absolutamente centrada en el talento de su conductora para sostener sus editoriales durante más de la mitad de la duración de cada emisión. El público se sienta frente al televisor a verla, y ella tiene las herramientas necesarias para mantener expectante al "rebaño" que ha sabido fidelizar.

Además, en la pantalla de La Nación+, la señal de noticias que aspira a liderar el rating en materia de periodismo político, Canosa tiene la oportunidad de ampliar su volumen de seguidores, a la vez que le aporta al una impronta diferencial al canal. En términos conceptuales, su discurso no difiere mucho del de Eduardo Feinmann o Jonatan Viale, pero ella aprendió a ritualizar sus contenidos a puro motor de un histrionismo que hace que sus ideas suenen más atractivas que las de sus colegas. En definitiva, Viviana como tantos otros referentes de su especie, entiende que no hay forma de llegar a un público masivo si no se lo entretiene con las desdichadas penurias de la actualidad. En una dirección ideológica contraria, hacen exactamente lo mismo las figuras más salientes de señales como C5N y Crónica.

En la balanza negativa, por supuesto también hay unos cuantos ítems. El hecho de que el programa de Viviana Canosa gire absolutamente alrededor de sus editoriales, atenta contra un público que esté debajo de los 40 años, segmento que habitualmente no está dispuesto a tolerar media hora de elocución con alguna que otra intromisión de un video ilustrativo. 

Otro aspecto que le baja el interés al programa de Canosa radica en que no existe la posibilidad de contraste. No hay chance de que el público pueda asistir a un debate de oposición dialéctica entre la conductora y su entrevistado, porque siempre habrá coincidencia de principios entre ambos. En este sentido, la producción acompaña con cintura seleccionando invitados que esquiven la solemnidad y aporten picante al asunto. Este lunes el convocado fue Javier Milei, en tanto que el martes hizo su despliegue Luis Juez. 

En una reciente entrevista con diario La Nación, cuando a Viviana Canosa le preguntaron si invitaría a referentes del kirchnerismo, la periodista respondió: "El programa es mi casa, soy la anfitriona, entonces no me gusta invitar gente para que la pase mal". Una lástima, porque seguramente a un sector del público le interesaría ver  a la conductora midiéndose con algún interlocutor de ideas opuestas.

Por último, si bien pueden resultar irónicas las referencias de Canosa al triunvirato del poder que según ella conforman "el mequetrefe", "la mechera" y el "ministro manos de tijera", así como también la celebración que hace al final de cada editorial la conductora por los días que faltan para que termine este Gobierno; su obsesión por conectar cualquier mal con la temática de género o el aborto, resulta de una arbitrariedad que se vuelve irrisoria.

Este lunes por ejemplo, durante su columna de opinión sobre distintos temas coyunturales, Viviana Canosa mencionó el caso Lucio Dupuy, y trazó una caprichosa analogía entre el asesinato del pequeño y el colectivo feminista, llegando a afirmar que el crimen del niño fue por una cuestión de odio al varón; y homologando su ejecución a la práctica de un aborto. La mezcla de "peras con manzanas" que tanto irrita a la periodista cuando analiza los discursos de los referentes a los que cuestiona, es una ensalada que ella todavía tiene pendiente por resolver. Así y todo, su menú todavía tiene carta para rato.

 

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