El festejo de la derrota de Amber Heard como síntoma
La reacción social ante el veredicto del mediático juicio como reflejo de posturas estancadas entre la radicalización y el bloqueo de un debate necesario.
La celebración que se vivió en las redes sociales a nivel global tras la derrota de Amber Heard en el mediático juicio con Johnny Depp, implica más allá de los alcances de esta causa puntual que un jurado se encargó de dirimir, un síntoma social que oscila entre la confrontación y el rechazo a un reclamo histórico no reparado.
Mientras en los últimos años, movimientos organizados bajo consignas como "Me Too" en Estados Unidos y "Ni Una Menos" en nuestro país, plantearon la necesidad de terminar con una larga tradición de acoso, violencia e inequidad en las relaciones de poder; el aplauso a que Amber Heard haya sido sentenciada a pagar 15 millones de dólares a su expareja en concepto de indemnización por haberlo difamado, admite una lectura que sobrepasa los límites de este litigio judicial.
El extenso proceso entre la actriz de Aquaman y el astro de Piratas del Caribe, se convirtió en un espectáculo en el que la mayor parte de la tribuna mundial tomó partido por Jack Sparrow. Pero lejos de tratarse de una batalla de estrellas en la que el público inclinó su favoritismo hacia el contrincante más famoso, millones de personas tomaron el veredicto del conflicto como un ajuste de cuentras frente al avance de la lucha feminista.
Mientras tanto en la red, se multiplican los mensajes escritos por varios hombres y unas cuantas mujeres, ovacionando a un Johnny Depp enarbolado como símbolo de varón acorralado por el avance del "girl power". Si bien la mayoría de estos comentarios aluden al irrefutable argumento de que la violencia puede ser propulsada por cualquier género, omiten la desigualdad de fuerzas en este ejercicio, tanto en el plano estrictamente físico como en otros niveles de las estructuras de poder.
Transitamos tiempos en los que el debate por la equidad de género cobró tal protagonismo, que mientras un sector de la sociedad tomó partido por la postura más radicalizada, ya sea en la vertiente machista o feminista; otro considera que la paridad es un hecho ya consumado por el que no vale la pena levantar tanto revuelo.
Es sabido que todo cambio de paradigmas conlleva un arduo desarrollo. Sin embargo, resulta difícil pensar en un camino de evolución desde la confrontación reaccionaria. Homologar el festejo de la derrota de Amber Heard a una revancha contra el feminismo, o intentar darle portazo al debate por la igualdad; son signos de estancamiento para un proceso necesario que todavía tiene un largo camino por recorrer.