Anamá escrachó el plan de Elina Fernández para enamorar a Costantini
La brasileña sostiene que la modelo nacida en Mendoza orquestó una estrategia para conquistar al multimillonario. En la nota, los detalles.
Eduardo Constantini, el empresario de 73 años, y Elina Fernández Fantacci, la modelo mendocina de 30 años, se casaron el sábado pasado tras nueve meses de noviazgo. Se conocieron en el bar del Malba. Pero, según Anamá Ferreira, el hombre de negocios y su prometida no se conocieron allí por casualidad, sino por un “plan maestro” elaborado por Fernández Fantacci.
El portal Teleshow tuvo acceso a audios en los que Ferreyra cuenta, entre otras cosas, que un día creyó que la pareja anterior de Elina era “su abuelo”. La confusión tuvo lugar en un desfile en Mar del Plata organizado por Héctor Vidal Rivas. Ferreyra cuenta que ese día se encontraba junto a su hija buscando un lugar donde sentarse. Y detalló que ahí “estaba un viejito sentado en el medio de dos sillas, vacías”.
Alguien le cuenta: "(Ese ‘viejito’) es algo de Elina”. Efectivamente era el anterior esposo de la modelo mendocina. Y Anamá fue a buscarla. “Elina, ¿le podés pedir a tu abuelo que corra una silla?”, le solicitó. “No es mi abuelo, Anamá, es mi marido”. La brasileña no le creyó. “Elina, no me jodas... ¡Ni tu padre puede ser!”. “Bueno, me gustan los viejitos...”, retrucó la mendocina.
Anamá considera que el accionar de Fernández para conquistar a Constantini fue “un plan maestro”. “Ella iba casi todos los días a tomar algo al Malba. Había hecho todo un research (búsqueda), y había visto que él estaba soltero. No es que el tipo la vio un día en el Malba y se enamoró. La vio ahí, frecuentemente, en el Malba: miradita, miradita, miradita...”, cuenta Anamá sobre el comienzo de la relación de Fernández -quien nació en Mendoza pero desde hace una década reside en Buenos Aires- con Costantini -cuyo patrimonio ronda los 1.200 millones de dólares-. ¿Y cómo terminó la historia? “Casamiento en el Alvear a las 6 de la tarde, ¡vermouth, papas fritas y good show!”, celebró Anamá, quien -a modo de lamento- expuso un deseo propio: “Yo tampoco lo puedo hacer. Yo estoy acá. ¡Yo quiero alguien que me lleve en business a algún lado!”, bromeó.