Doble fracaso: ¿el fin del cine bazofia nacional?
El cine bazofia nacional se hace presente cada año en vacaciones de invierno con uno o dos bodrios disfrazados de películas. Este tipo de productos, que encontraron su mayor apogeo comercial durante la última dictadura y buena parte de la década del '80, quedaron embalsamados en el tiempo, y cual momias siguen acechando las carteleras. Está claro que estas operaciones de mercado no persiguen otro objetivo que el de embolsar una buena cantidad de dinero. Se supone que al menos deberían intentar la entrega de un entretenimiento mínimamente digno, pero no. A lo largo del tiempo, estos exponentes apenas han evolucionado un par de escalones en rubros técnicos, pero en su conjunto siguen repitiendo la misma chatarra cinematográfica. Guiones impresentables, misoginia y gags picarescos que nunca sobrepasaron el universo Sofovich; son los ingredientes habituales de estos atentados contra las pantallas.
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La crítica se encarga sistemáticamente de destruir cada robo argentino que aterriza en la temporada invernal. Sin embargo, estas producciones logran salirse con la suya y amasan una considerable fortuna en la taquilla. Sin ir más lejos, dos de los éxitos más grandes en las salas de cine de nuestro país durante 2014 fueron Bañeros 4: los rompeolas y Socios por accidente. La franquicia playera alcanzó el millón de espectadores, y se transformó en la segunda película nacional más vista del año detrás de Relatos salvajes. En tanto que el embutido protagonizado por José María Listorti y Pedro Alfonso, superó las expectativas de sus productores con más de medio millón de entradas vendidas.
Este año en cambio, el público le dio la espalda a los dos intentos de saqueo craneados en nuestro país para estas vacaciones de invierno. Socios por accidente 2 se estrenó hace un par de semanas en más de 150 salas en el país. En su segundo jueves, bajó considerablemente su cantidad de pantallas, y hoy se sostiene sólo en 33 cines del país, con un acumulado de 116.946 espectadores, según los reportes de Ultracine. La entrega inicial de esta franquicia fue distribuida el año pasado por la compañía independiente Energía entusiasta, y la buena cifra amasada hizo envalentonar a los productores para saltar a la gran liga con UIP. Hoy todos deben estar agarrándose la cabeza, en gran parte por la desatinada idea de estrenar el mismo día que Minions, lo cual derivó en que los amarillitos se llevaran puestos a Listorti, Peter y toda su fanfarria. El lunes próximo comienza el receso invernal en Buenos Aires, y Socios por accidente 2 jugará su última carta en una suerte de triste repechaje. Así y todo, con pocas salas a su disposición, su fracaso ya está confirmado.
El insfufrible combo de Locos sueltos en el zoo también va camino al tacho. Estrenó la semana pasada en más de 140 pantallas, y hoy se mantiene en menos de la mitad, para ser precisos en 62 cines, y con un acumulado de 93.269 espectadores según Ultracine. Hasta el momento, esta animalada de Argentina Sono Film ha logrado un mejor promedio en la taquilla que Socios por accidente 2 y tiene mayores chances de cara a las vacaciones porteñas. De todas formas, su proyección comercial está muy lejana a conseguir un suceso de taquilla.
Es cierto que buena parte de ambos fracasos encuentra sus causas en la aplastante victoria de títulos americanos como Minions, que en dos semanas ha vendido 2.603.901 entradas, y que seguramente en pocos días superará a Rápidos y furiosos 7 como le película más vista del año en nuestro país. A su vez, la joya absoluta de Intensamente está rozando los 2 millones de espectadores, y Jurassic World también va rumbo a conquistar esa crifra. La operación de dominio de Hollywood se completó ayer con el estreno de Ant Man, que debutó en el la tercera posición de la taquilla nacional.
Está claro entonces que la buena performance que tuvieron el año pasado Bañeros 4 y Socios por accidente, tuvo que mucho que ver con la ausencia de un batallón de tanques rivales. Pero podríamos darle crédito en esta temporada, a un público que se resiste a que le metan la mano en el bolsillo. Como espectadores, estamos ávidos de un cine de entretenimiento argentino que supere el estándar de la mediocridad. El súper éxito que tuvo en 2013 una producción de calidad como Metegol, demuestra que es posible ofrecer propuestas nobles para los chicos en vacaciones de invierno.
No es de cipayo vende patria celebrar la derrota de porquerías como Locos sueltos en el zoo y Socios por accidente 2. Y es un error creer que este tipo de productos ayudan a mantener viva la industria cinematográfica nacional. Tal vez 2015, sea recordado como el año en que un puñado de mercenarios aprendieron la lección de que no hay que subestimar al público. Esperamos que así sea, y que en julio del año que viene encontremos dos o más títulos argentinos que la rompan en la taquilla, apostando a un entretenimiento tan digno como vibrante. Sabemos que es posible. Sólo es cuestión de ponerle la firma al certificado de defunción de un cine que desde hace rato tendría que estar fuera de nuestras pantallas.

