Los negocios ocultos que hay detrás de los shows
Mendoza volvió a posicionarse como punto obligado para las giras nacionales. Entonces, desde hace varios meses hay shows masivos en los pocos espacios importantes que nos quedan. Desde luego que -además del artista y el productor- hay otros que quieren sacar ganancias.

La cartelera de visitas es intensa, frondosa. Todos los días llegan comunicados de prensa a las redacciones de los medios para anunciar un nuevo show. Algunos son esperados; otros, admirados; y otros tantos -vale la pena decirlo- tienen la simple finalidad de recaudar y huir lo antes posible. Es más, varios que intentaron esta última práctica han tenido que desistir en el cometido, porque el mendocino ya no come vidrio, vio...
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Sin dudas, el mundo del espectáculo es un gran negocio. Mueve mucho dinero además de pasiones y aplausos. No es sencillo organizar un recital, por ejemplo. Y mucho menos en Mendoza donde los impuestos son mucho más altos que en otras ciudades. Amén de eso, quien se anima a producir un evento debe poner un capital interesante en juego tanto para pagar los respectivos cachets además de publicidad, seguridad, movilidad, catering, hotelería y otros ítems más.
Pero, al crecer como ciudad vamos copiando cosas de otras metrópolis y no es precisamente lo mejor lo que imitamos.
Así se está dando una situación bastante "complicada" en las calles aledañas al auditorio Angel Bustelo. Estacionar no es un trámite sencillo porque cuesta mucho conseguir un lugar cerca del espacio y ahora, hay un nuevo elemento que complica aún más la tarea: la aparición de "cuidacoches" que cobran por el lugar.
"Se lo miró, don" larga el hombre (y es así, lo miran nada más). Y eso tiene un valor que oscila entre los $10 a $20 depende del show.
Estos muchachos (algunos de ellos intimidantes) ya han realizado un estudio sociológico de los posibles clientes en relación al show. Es decir, cuando estuvo Catupecu Machu el valor por estacionar era de $10 (muchos chicos, seguro que poca plata...); al otro día, para el show de Spinetta el valor era de $15 (público compuesto por profesionales en su mayoría) y para Pimpinela la tarifa aumentó a $20 (parejas desprevenidas que pocas veces van a un show).
Obviamente, hay que pagar apenas uno se baja del vehículo y no valen las quejas si cuando volvemos algo ha sucedido. “Se lo miro” no es lo mismo que “se lo cuido”.
Otra “novedad” es la aparición de decenas de vendedores de discos y Vds. truchos. “El disco nuevo y el DVD a 10 pesitos” gritan en nuestros oídos en la entrada, mezclándose en la cola de ávidos espectadores. ¿Alguien sabe cuánto le cuesta a un artista grabar y editar un DVD? ¿Alguien sacó la cuenta de lo significa grabar un disco? La verdad es que en ese momento, se entiende perfectamente que la piratería es ilegal, un negocio sucio que daña de lleno a los artistas. No es razonable pagar $10 por un trabajo del que participó mucha gente para que resultara de la mejor manera posible.
Por último, están los vendedores de fotos, de vinchas, de remeras y de pelotitas que brillan en la oscuridad. Esos no le hacen mal a nadie. Pero ¡ojo! Han aparecido los vendedores de posters; si, de esos afiches vía pública que nadie sabe cómo y donde los consiguen.
En fin, como en cada cuestión de la vida, el espectáculo también es un negocio. Eso si: a la hora de enfrentarnos a algunos de estos “dilemas” pensemos bien lo que debemos hacer.
Después no digan que no les avisamos.
Estos muchachos (algunos de ellos intimidantes) ya han realizado un estudio sociológico de los posibles clientes en relación al show. Es decir, cuando estuvo Catupecu Machu el valor por estacionar era de $10 (muchos chicos, seguro que poca plata...); al otro día, para el show de Spinetta el valor era de $15 (público compuesto por profesionales en su mayoría) y para Pimpinela la tarifa aumentó a $20 (parejas desprevenidas que pocas veces van a un show).
Obviamente, hay que pagar apenas uno se baja del vehículo y no valen las quejas si cuando volvemos algo ha sucedido. “Se lo miro” no es lo mismo que “se lo cuido”.
Otra “novedad” es la aparición de decenas de vendedores de discos y Vds. truchos. “El disco nuevo y el DVD a 10 pesitos” gritan en nuestros oídos en la entrada, mezclándose en la cola de ávidos espectadores. ¿Alguien sabe cuánto le cuesta a un artista grabar y editar un DVD? ¿Alguien sacó la cuenta de lo significa grabar un disco? La verdad es que en ese momento, se entiende perfectamente que la piratería es ilegal, un negocio sucio que daña de lleno a los artistas. No es razonable pagar $10 por un trabajo del que participó mucha gente para que resultara de la mejor manera posible.
Por último, están los vendedores de fotos, de vinchas, de remeras y de pelotitas que brillan en la oscuridad. Esos no le hacen mal a nadie. Pero ¡ojo! Han aparecido los vendedores de posters; si, de esos afiches vía pública que nadie sabe cómo y donde los consiguen.
En fin, como en cada cuestión de la vida, el espectáculo también es un negocio. Eso si: a la hora de enfrentarnos a algunos de estos “dilemas” pensemos bien lo que debemos hacer.
Después no digan que no les avisamos.