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Pensamientos positivos vs. negativos

Hoy planteamos que no existe ser 100% positivo todo el tiempo sino que es necesario unir ambos polos para polarizar y lograr lo que nos proponemos.

domingo, 9 de junio de 2019 · 09:00 hs

El viejo lema amoroso dice que los polos opuestos se unen y cuando de metas se trata también aplica. Es necesario unir ambos polos para iluminar nuestra realidad pues el concepto de iluminarse viene de ahí, unir ambos polos para encender el foco. El foco es nuestro cerebro y este se enciende literalmente cuando aprendemos a escucharnos a través de la palabra.

Los polos son creados por la mente para encerrarnos en creencias limitantes, no hay experiencias o pensamiento que se cataloguen como bueno o malo. El concepto de lindo, feo, gordo, flaco, pobre, rico deja en evidencia nuestros juicios y opiniones que son reflejo de nuestras programaciones inconscientes. Los polos opuestos son necesarios para producir energía pero las personas, generalmente, creen en lo bueno o malo, en lo negativo o positivo, y solemos ver lo negativo como algo malo cuando en realidad la naturaleza va a unir ambos polos. Además todo lo que sea positivo es a corto plazo, tiene una duración corta y lo importante de la vida es aprender a convivir con lo negativo, como se perciben las piedras del camino para saltearlas y lograr las metas.

Para que esto suceda es necesario unir el pensamiento con la palabra. Los pensamientos son reflejo de nuestro lenguaje, cuanto más hablamos con palabras de algo más nos programamos en base a esto. El foco de atención esta puesto en lo que se quiere lograr y entonces eso crecerá. El problema es que las personas tenemos un cerebro programado para sobrevivir y por este motivo tiende a pensar más en los miedos y los posibles peligros para preservar su supervivencia que poner la atención en lo que quiere lograr. Para ganar esta batalla es necesario encendernos, apasionarnos, motivarnos con la meta porque solo la química de dopamina y testosterona se puede regular los niveles de cortisol en sangre que generan los pensamientos de posibles miedos ante los cambios.