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Liking: el placer es saludable

La Lic. Noelia Giorlando nos explica por qué el placer es fuente de salud.

martes, 7 de mayo de 2019 · 02:21 hs

En el mundo animal, sólo aquellos organismos capaces de alimentarse de acuerdo a los nutrientes que necesitan, pueden asegurar una evolución satisfactoria. En el caso del hombre, esta selección no es tan obvia, ya que además de nutrientes, requiere de otros elementos igualmente importantes para subsistir indemnes; entre ellos nada más ni nada menos que el placer.

El placer (liking) o impacto hedónico, ha sido un componente constantemente excluido de una alimentación “saludable”, una experiencia intencionalmente erradicada, casi una mala palabra ; que esconde un intenso temor al desborde, al descontrol, a los excesos y culpas post ingesta, para eso se inventaron los permitidos, para dar una cuota de placer ocasional en medio de una lucha titánica, entre mecanismos adaptativos, aprendidos, de superviviencia y lo impuesto, las modas y las creencias populares.

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Incorporar el disfrute como componente afectivo permite que sentimientos positivos acompañen el acto de comer, mejorando no sólo la calidad de la comida sino también estimulando una adecuada regulación de hambre-saciedad.

Y es el cerebro, el responsable de procesar inicialmente la información sensorial de una manera desprovista de todo componente emocional y sólo cuando el estímulo alcanza ciertas áreas, los llamados «circuitos límbicos» se tiñen con tonalidades afectivas y emocionales.

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El placer no es un estímulo, sino una cualidad sensual y cerebral que acompaña, y envuelve todos los sentidos, permitiendo la liberación de dopamina. Así cuando disfrutamos de un alimento el sistema hedónico cerebral se activa y al mismo tiempo el sistema de equilibrio y homestasis, que nos envía señales para dejar de comer: placer y equilibrio están íntimamente relacionados y aprendidos (learning), lo que lleva a reproducir las conductas placenteras.

Así, todos los sentidos contribuyen a que el placer sea posible, si prestamos atención a lo que ingerimos, le estamos permitiendo al deseo y al disfrute entrar, y de esta manera, que la culpa, la represión y lo prohibido no nos persigan como fantasmas en cada bocado.

Todos los sentidos contribuyen a que el placer sea posible

Lo que comemos debe gustarnos, para poder alimentarnos sin excesos, el placer nos afianza en una alimentación más sana, más real, más efectiva, nos permite sobrevivir aún en un ambiente de abundancia absurda, mediante emociones positivas que desencadenan mejores elecciones alimentarias, porque el placer le da valor a lo que comemos, le da sentido y lo que comemos es más significativo cuando lo disfrutamos.

Por Lic. en  Nutrición Noelia Giorlando

noeliagiorlando@gmail.com - Cel: +54 9 261 654-6257