Cuál es el sector en el que Argentina sigue quedando atrás de Chile

En la mayoría de los países del mundo, la pandemia ya quedó atrás. Las restricciones sanitarias son cosas del pasado. También sus consecuencias. Una de las más marcadas fue, durante el 2020, la paralización del mercado aerocomercial. El cierre de las fronteras llevó a su mínima expresión a los vuelos internacionales.

Con el correr del tiempo, la actividad de fue normalizando hasta los niveles previos a la crisis por el coronavirus, pero hay excepciones. La Argentina es una de ellas.

Pese a la vacunación, la disminución de las internaciones y muertes y un nivel de contagios que ya no se mide debido a que el impacto del virus en la salud entró en una etapa de comportarse como una gripe común, el país mantiene una fuerte reducción de viajes al exterior.

Según los últimos datos de la ANAC, la reducción de los vuelos internacionales, en mayo, es de 35% respecto al mismo mes del 2019, antes del covid. Si se mide en cantidad de pasajeros transportados, la baja llega a 45,4%.

En el mismo período, la actividad de cabotaje muestra una reducción de 18%, lo que muestra que el más golpeado es que mercado de viajes al exterior.

Esto también se confirma en la cantidad de frecuencias que se están operando. Desde el aeropuerto internacional de Ezeiza salen, por día, unos 35 vuelos internacionales.

Desde el aeropuerto internacional de la capital chilena, hay unas 50 frecuencias internacionales diarias. Hay que recordar que el país vecino tiene la mitad de la población que la Argentina.

Es cierto que hay que sumar un poco más de 20 vuelos internacionales que se realizan desde el Aeroparque Jorge Newbery y otros aeropuertos de provincias, pero aún así no llega a emparejar la actividad del mercado chileno.

Uruguay, con unos 3.5 millones de habitantes, tiene unos 15 vuelos internacionales por día, lo que equivaldría a que en la Argentina se realizaran 195 vuelos diarios al exterior.

La explicación de este “cepo” aéreo no tiene que ver ya con la pandemia. En todo caso, el tema sanitario sirvió para postergar otro problema: el económico.

La menor cantidad de vuelos tiene que ver con la falta de dólares que tiene el país. La balanza turística, medida en divisas, es  deficitaria. Es decir, se van más dólares de los que entran por los viajeros que van y que vienen.

Esto implica que, a mayor actividad, más cantidad de dólares debe entregar el Banco Central.

Está tan claro que el problema es ese que, antes de que estallara la pandemia, el Gobierno nacional había dispuesto el encarecimiento de los viajes al exterior. Primero fue con el sobrecargo que implica el Impuesto “PAIS” del 30 sobre la cotización de dólar oficial, más la percepción de 35% en concepto de anticipo del Impuesto a las Ganancias. Todo esto aplicado a un dólar de por sí caro que había en ese momento.

Como eso no alcanzó, más tarde se decidió eliminar los pagos en cuotas con tarjeta de crédito para todos los servicios internacionales. Este era un sistema que muchos argentinos utilizaban para adquirir pasajes y paquetes turísticos. Ahora se habla de eliminar, directamente, los pagos en pesos de los gastos fuera del país con este sistema.

Todas estas medidas, limitan la cantidad de viajeros al exterior. Al encarecer tanto los viajes internacionales, la demanda cae. Es por eso que las aerolíneas internacionales no deciden operar más frecuencias y, como un círculo vicioso, esto hace que los pasajes sea encarezcan.