Temblores financieros sacuden también a Europa del Este
El Banco Central Europeo actuó el jueves para impedir un crak crediticio en Hungría, en lo que ha sido interpretado como una advertencia de que la región que se extiende desde el Mar Báltico hasta Bulgaria puede convertirse en una presa de los excesos.

Tras años de crecimiento a altas tasas, las economías del este europeo se fragilizan en la misma medida en que se globaliza la crisis financiera.
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El Banco Central Europeo actuó el jueves para impedir un crak crediticio en Hungría, en lo que ha sido interpretado como una advertencia de que la región que se extiende desde el Mar Báltico hasta Bulgaria puede convertirse en una presa de los excesos. Los analistas están especulando qué país podría ser la próxima víctima.
Rumania y Bulgaria, los últimos países en incorporarse a la Unión Europea, así como Ucrania, figuran bien arriba en la lista. En toda la region hay señales de que los inversores, acostumbrados hasta ahora a índices de crecimiento económico de dos dígitos, están preocupándose en grado creciente.
Todos están viendo la forma de evitar riesgos antes que en ganar más dinero", dice Lars Christensen, el principal analista de los mercados emergentes en Danske Bank.
Europa del Este estuvo expuesta durante mucho tiempo a posibles contracciones crediticias: los antiguos países comunistas dependieron en alto grado de divisas occidentales para impulsar las inversiones, generar el boom en la construcción y promover el consumo para acelerar los niveles de vida y equipararlos con los de Europa Occidental.
Casi sin excepción, todos los países vivieron un auténtico boom crediticio. Pero los bancos que concedieron esos préstamos están crecientemente alarmados ante las perspectivas en el mediano plazo.
"Europa Central y del Este es la región más endeudada y apalancada del mundo", dice Christensen. "Si estalla la crisis con fuerza, el enfriamiento de la economía, de por sí previsto para 2009, empeorará".
Hungría, un país postcomunista convertido en una historia de éxito, atraviesa un período de estancamiento, y su sistema financiero fue víctima la semana pasada de una fuerte presión.
Todo se derrumbó fuertemente: los bonos, las acciones y el valor de la moneda húngara. Muchos bancos dejaron de conceder créditos en divisas como el euro o el franco suizo. El Fondo Monetario Internacional organizó una ronda de urgentes negociaciones con dirigentes húngaros, el Banco Central Europeo otorgó al Banco Central de Hungría una línea de crédito por 6.800 millones de dólares.
Mucho depende ahora de cómo los bancos occidentales manejarán su deuda con Europa Oriental. Las tres repúblicas bálticas, que han crecido a altas tasas durante la década pasada, pueden sentar un precedente.
"Los bancos escandinavos son los jugadores cruciales en esto. Si mantienen sus válvulas financieras abiertas, es muy probable que los países bálticos consigan impedir una crisis financiera, aunque éste y el próximo año deberán atravesar un período de crecimiento negativo y una dolorosa recesión", señaló Neil Shearing, un economista de Capital Economics, con sede en Londres.
Los inversores están revisando sus riesgos en Europa Oriental. El índice ATX de la bolsa de Austria, un país con fuertes inversiones de bancos y compañías industriales en la región, perdió un 57 por ciento desde su máximo pico de julio de 2007.
Los países balcánicos como Serbia, una nación pobre, con problemas económicos y políticos, y empresas estatales de difícil privatización, aparecen como los menos favorecidos.
"Serán necesarios esfuerzos aún mayores para atraer capitales foráneos", dijo al diario vienés "Der Standard" el presidente del Banco Central Radovan Jelasic. "Los costos crediticios son ahora más elevados. Los períodos rosados de las privatizaciones quedaron atrás", dijo.
Croacia, que desea convertirse en el próximo miembro de la Unión Europea, ha visto caer el patrimonio neto de los inversores desde un 39 hasta un 32 por ciento hasta junio de este año, señaló el grupo bancario austríaco RZB.
La moneda eslovaca, la koruna, ha perdido valor pese a que la pequeña república adoptará el euro a partir del próximo 1 de enero.
Rumania, altamente apalancada, si bien continúa siendo atractiva para ciertos inversores debido a sus bajos salarios, está expuesta porque su moneda, el lei, se negocia libremente y el gasto del gobierno posiblemente tienda a aumentar.
Polonia, la economía más grande de la región, y la República Checa, son los países económica y financieramente más saludables, dicen los analistas. No obstante, el crédito al consumo se ha endurecido, las exportaciones hacia Europa Occidental disminuirán, y las compañías ya comenzaron a dar vacaciones a su personal.
Algunos analistas dicen que los temores de una perfecta tormenta financiera abatiéndose sobre las economías de Europa del Este son exagerados. Señalan que aún hay grandes proyectos de infraestructura en la región, como los que realiza Polonia para la Eurocopa 2012. Por otro lado, existe la posibilidad de que los salarios caigan.
La caída del próximo año será más bien "moderada en el camino generalizado de la convergencia económica" con los antiguos países de la Unión Europea, pronostican los analistas del Grupo RZB.
Casi sin excepción, todos los países vivieron un auténtico boom crediticio. Pero los bancos que concedieron esos préstamos están crecientemente alarmados ante las perspectivas en el mediano plazo.
"Europa Central y del Este es la región más endeudada y apalancada del mundo", dice Christensen. "Si estalla la crisis con fuerza, el enfriamiento de la economía, de por sí previsto para 2009, empeorará".
Hungría, un país postcomunista convertido en una historia de éxito, atraviesa un período de estancamiento, y su sistema financiero fue víctima la semana pasada de una fuerte presión.
Todo se derrumbó fuertemente: los bonos, las acciones y el valor de la moneda húngara. Muchos bancos dejaron de conceder créditos en divisas como el euro o el franco suizo. El Fondo Monetario Internacional organizó una ronda de urgentes negociaciones con dirigentes húngaros, el Banco Central Europeo otorgó al Banco Central de Hungría una línea de crédito por 6.800 millones de dólares.
Mucho depende ahora de cómo los bancos occidentales manejarán su deuda con Europa Oriental. Las tres repúblicas bálticas, que han crecido a altas tasas durante la década pasada, pueden sentar un precedente.
"Los bancos escandinavos son los jugadores cruciales en esto. Si mantienen sus válvulas financieras abiertas, es muy probable que los países bálticos consigan impedir una crisis financiera, aunque éste y el próximo año deberán atravesar un período de crecimiento negativo y una dolorosa recesión", señaló Neil Shearing, un economista de Capital Economics, con sede en Londres.
Los inversores están revisando sus riesgos en Europa Oriental. El índice ATX de la bolsa de Austria, un país con fuertes inversiones de bancos y compañías industriales en la región, perdió un 57 por ciento desde su máximo pico de julio de 2007.
Los países balcánicos como Serbia, una nación pobre, con problemas económicos y políticos, y empresas estatales de difícil privatización, aparecen como los menos favorecidos.
"Serán necesarios esfuerzos aún mayores para atraer capitales foráneos", dijo al diario vienés "Der Standard" el presidente del Banco Central Radovan Jelasic. "Los costos crediticios son ahora más elevados. Los períodos rosados de las privatizaciones quedaron atrás", dijo.
Croacia, que desea convertirse en el próximo miembro de la Unión Europea, ha visto caer el patrimonio neto de los inversores desde un 39 hasta un 32 por ciento hasta junio de este año, señaló el grupo bancario austríaco RZB.
La moneda eslovaca, la koruna, ha perdido valor pese a que la pequeña república adoptará el euro a partir del próximo 1 de enero.
Rumania, altamente apalancada, si bien continúa siendo atractiva para ciertos inversores debido a sus bajos salarios, está expuesta porque su moneda, el lei, se negocia libremente y el gasto del gobierno posiblemente tienda a aumentar.
Polonia, la economía más grande de la región, y la República Checa, son los países económica y financieramente más saludables, dicen los analistas. No obstante, el crédito al consumo se ha endurecido, las exportaciones hacia Europa Occidental disminuirán, y las compañías ya comenzaron a dar vacaciones a su personal.
Algunos analistas dicen que los temores de una perfecta tormenta financiera abatiéndose sobre las economías de Europa del Este son exagerados. Señalan que aún hay grandes proyectos de infraestructura en la región, como los que realiza Polonia para la Eurocopa 2012. Por otro lado, existe la posibilidad de que los salarios caigan.
La caída del próximo año será más bien "moderada en el camino generalizado de la convergencia económica" con los antiguos países de la Unión Europea, pronostican los analistas del Grupo RZB.