Los cambios que nos dejó la crisis

CFK tiene razón, Argentina no necesita un plan B, porque ahora necesita un plan.
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NAFTA: Los EE.UU. entran en recesión y por lo tanto su demanda de bienes va a caer. Si gana Obama, que es lo más probable, ya habla de cerrar la economía para proteger el trabajo americano, dado que el desempleo crece a tasas importantes.
México por otro lado ha devaluado su moneda casi un 20% en los últimos días y esta sufriendo el frenazo de EE.UU. Hay que recordar que la exportación de automóviles argentino tiene como segundo mercado a México.
UNION EUROPEA: La crisis se ha extendido a Europa y es la primera vez desde que esta constituida la Unión Europea que en su conjunto entra en recesión. No solo hay recesión, sino que su moneda el EURO se ha devaluado más de un 15% en los últimos meses, haciendo más competitiva su economía. Recesión con devaluación es mala combinación.
BRASIL. Nuestro principal socio comercial ha devaluado casi un 40% en solo 3 semanas, esperando que el real se estabilice alrededor del rango 2,10 – 2,20 muy lejos de el 1,57 que llego a tocar en julio, pero aun así un 30% mas del promedio de 1,80 del 2008. Hay que recordar que ya tenemos un déficit récord con Brasil y ahora se complica más.
CHILE, es el país con el que tenemos el mayor superávit comercial. Casi no se lo sigue, pero ha devaluado más del 20% en las últimas semanas, estando por arriba de lo 610 pesos el dólar y por lo tanto ganando fuertemente competitividad.
En este breve repaso vemos que todos los mercados se han complicado y no es solo por la desaceleración de la economía, sino que el gran cambio es la devaluación. En este tiempo y al decir del presidente del BCRA Martín Redrado, Argentina no siguió el proceso de revaluación y no va a seguir el proceso de devaluación. Por lo tanto mientras todos nuestros socios comerciales devalúan un 20/30%, Argentina lo hizo un 5%.
Moraleja, el plan de tipo de cambio elevado para ser competitivos venia muriendo por la inflación local, pero terminó de morir de muerta súbita y sin alternativas. Para colmo, el único producto en el que somos competitivos, es decir que no necesita de tipo de cambio alto para venderse al exterior, que es la soja, cayo un 40% de precio desde su pico y se estabiliza entre 350 y 370 dólares la tonelada, lejos de los 600 y lejos de darle rentabilidad a los productores hoy con una retención del 35%.
Si tenemos en cuenta que las importaciones tienen un crecimiento del 45% anual, explicado en un incremento de cantidades del 30% y de precios del 12%, y dado que las exportaciones argentinas tienen un crecimiento en cantidades del 3% y de precio 33%, vemos que la sensibilidad al precio del superávit comercial es enorme.
Por más que se coloquen restricciones a las importaciones, difícilmente se desaceleren mucho mientras que las exportaciones, medidas en valor, ajustarán muy rápido y con el escenario que viene es probable ajusten en cantidad también.
Es muy esperable tener un déficit comercial rápidamente y de allí a tener un déficit fiscal hay un solo paso. Sin superávits gemelos y sin financiamiento, ¿cómo hace un país para poder mantener una tasa de crecimiento positiva?
Nuevo escenario, nuevo plan.
Si ese es el problema, entonces ¿porque no se devalúa y listo?. Y aquí es donde se pagan los errores del pasado, porque la inflación que gracias a la recesión se está parando, se podría volver a acelerar por los altos niveles en los que se encuentra. Por otro lado, si comienza una devaluación, con el afecto argentino al dólar, ¿cómo evitar una corrida y por lo tanto mayor recesión?
Por lo tanto el gobierno va a tener que hacer lo que no quiso hacer y es un abrupto aumento de tarifas en los servicios públicos para bajar el gasto público, resistir cualquier renegociación salarial, de manera de reducir drásticamente las expectativas inflacionarias y luego de eso comenzar a dejar devaluar el peso ante el dólar.
Hoy el único anclaje que tiene la inflación es la estabilidad del dólar. Si se lo quiere levantar, primero hay que tirar otras anclas y la política fiscal y la política de ingresos son las únicas posibles.
Si se trata de recuperar competitividad de manera fácil, es decir subiendo el dólar sin hacer otra cosa, lo único que se logrará es tener mayor inflación y por lo tanto menos competitividad.
La competitividad se logra en el mediano plazo con inversión, no con tipo de cambio. Negar la realidad y demorar las decisiones hace que los costos sean mayores a los necesarios.