Rusia busca abrirse al mundo

La selección de Rusia no solo es la más vieja de todo el torneo con una edad media de 31 años sino que es casi la única en la que todos sus jugadores se desempeñan en casa. Solo dos jugadores, Valery Morozov (Sale Sharks) y Andrey Ostrikov (FC Grenoble), se ganan la vida en el extranjero.

Jugadores como el hooker de 28 años Stanislav Selskii buscan nuevos desafíos en el extranjero tras la Rugby World Cup. "Siempre quieres crecer como deportistas, alcanzar nuevos retos", indica. "El campeonato ruso no es uno de los mejores comparado con las competencias de Francia o Inglaterra. Me gustaría probarme ahí", agrega al indicar que estaría "encantado" de "recibir una oferta de algún campeonato, hasta de la liga japonesa que está haciendo grandes progresos".

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Mientras Rusia trata de lograr la victoria que se le niega en la Copa Mundial de Rugby, los indicios muestran que es más probable que esta generación de jugadores tenga su futuro en casa entrenando a quienes serán su relevo. Con fortuna, elevando la calidad de los jugadores en un futuro no muy lejano.

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Rusia disfruta de programas de alto rendimiento desde 2008 y el manager, Kirill Kullemin, explica los beneficios. "A nuestra unión se le da todo lo necesario, incluida financiación y especialistas en varios campos. Por ejemplo, un referí de Nueva Zelanda ha estado trabajando con el equipo. Su ayuda nos ha servido para reducir las faltas de 20 a solo ocho o nueve por partido", recuerda.

Kulemin cree que el programa de alto rendimiento debería ayudar a los jugadores a seguir involucrados en el deporte: "Los jugadores que compiten en la Copa Mundial podrían convertirse en entrenadores en un futuro y nuestra tarea es mantenerlos en nuestro sistema para que no se pierdan al final de su carrera. Podrían trabajar en la Unión de Rugby de Rusia o en los clubes".