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Central-Belgrano y un empate que no le sirve a ninguno

Rosario Central y Belgrano empataron sin goles esta tarde en un pobre encuentro jugado en el Gigante de Arroyito por la 21ra fecha de la Superliga, en el que arquero visitante César Rigamonti se erigió en la figura porque salvó tres veces su arco.

sábado, 2 de marzo de 2019 · 19:56 hs

Rosario Central y Belgrano empataron sin goles esta tarde en un pobre encuentro jugado en el Gigante de Arroyito por la 21ra fecha de la Superliga, en el que arquero visitante César Rigamonti se erigió en la figura porque salvó tres veces su arco.

Central intentó siempre salir con la pelota por abajo, pero la lentitud de sus volantes y sus movimientos demasiado anunciados lo privaron de repentización y sorpresa para generar juego, primero, y llegadas claras, después.

Belgrano jugó un primer tiempo tan pobre como el de Central porque se paró en su campo pero ante el inofensivo planteo local dispuso de la pelota pero sólo generó una llegada, un tiro de Cuero, solo por la izquierda, que Ledesma atajó fácilmente, a los 30.

Central cometió demasiadas imprecisiones con la pelota, en especial cuando pasó por los pies de Camacho, Bettini y hasta de Ortigoza.

Los jugadores rosarinos parecieron sentir la presión del cambio de técnico Edgardo Bauza por Paulo Ferrari, la seguidilla de seis partidos sin victoria en la Superliga y una semana complicada por la eliminación de los suplentes en la Copa Argentina.

Central mejoró un poco en el complemento porque hizo circular mejor la pelota y pateó más al arco, al punto de erigir en figura al arquero visitante Rigamonti, quien salvó el gol en un tiro de Camacho a los cinco minutos, otro a Jonás Aguirre a los 15m y se quedó con un cabezazo del pibe Almada, a los 23m.

Belgrano, que por momentos se regaló en defensa, también dispuso de una llegada clara a los 42m cuando Cuero desbordó por la derecha en un contraataque y el ingresado Gudiño le pegó de derecha, pero Ledesma salvó con un manotazo al corner.

El empate sin goles castigó parejo a dos equipos de un paupérrimo presente, mientras los hinchas locales aplaudieron a rabiar a su ídolo, el "Chaqueño" Herrera, cuando fue reemplazado, y después un grupo de plateístas se fue al palco oficial a insultar a los dirigentes, en el final de un partido caliente.