El camino de Jannik Sinner, el tenista del momento que casi elige el esquí

Si en 2022 el mundo del tenis no hablaba de otra persona que de Carlos Alcaraz (no es que después dejara de hacerlo), este año se debe reconocer que el nombre sobre el que recaen todos los flashes es el de Jannik Sinner. El italiano de 22 años atraviesa el mejor momento de su carrera y uno de los comienzos de temporada más arrolladores del tenis: alcanzó el segundo puesto del ranking tras ser campeón del Australian Open, del ATP de Rotterdam, del Masters 1000 de Miami y perder solo uno de los 23 partidos que disputó este año (frente a Alcaraz, en Indian Wells). Jannik Sinner tuvo una infancia que a poco estuvo de no inclinarse por el tenis y posee una personalidad especial dentro del circuito.
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Nació en San Candido, una fría localidad al norte de Italia, muy cerca de Austria. Sus padres trabajaban como chef y moza, respectivamente, en un restaurante de una de aquellas montañas nevadas y desde pequeño Jannik aprendió a esquiar. Era realmente bueno; fue campeón nacional de su categoría ya a los 8 años y finalista un par de inviernos más tarde. Jugaba al fútbol y al tenis a la vez, pero llegó un momento en donde debió elegir uno de los tres para dedicarse más expresamente. “Soy un chico muy normal que creció en la montaña y le encantan los deportes de invierno, pero eran demasiado arriesgados para mí, por eso me decanté por el tenis”, confesó alguna vez.
Aquella decisión en pos de cuidar su salud acabaría reescribiendo la historia del tenis italiano. A los 12 años, Sinner comenzó a entrenar en la academia del reconocido Riccardo Piatti, que entrenó a jugadores como Gael Monfils, Novak Djokovic, María Sharapova, entre otros. Su tardía inclinación por el deporte de Roger Federer hizo que durante algunos años el italiano compitiera poco. Su verdadera irrupción llegó, más bien, en 2018. Según lo que reveló el de San Candido alguna vez, su entrenador le mostraba videos del Big 3 en los que se reponían de resultados adversos, para que el chico forjara su mentalidad. Vaya si lo logró: hace solo dos meses dio vuelta un resultado parcial de 0-2 frente a un experimentado Daniil Medvedev para alzar su primer trofeo grande, en Melbourne Park.
Con 17 años y sin haber jugado ningún Grand Slam Junior, Sinner se convirtió en uno de los pocos jugadores en ganar más de un torneo Challenger antes de cumplir la mayoría de edad. En 2019, obtuvo el Next Gen ATP Finals, que reúne a las estrellas más jóvenes del tenis, y enseguida ingresó al Top 100. Al año siguiente ganó su primer título ATP, en Sofía, además de transformarse en el cuarto finalista más joven de Roland Garros desde Novak Djokovic, en 2006. En 2021, más títulos, una final de Masters 1000, en Miami, y el primer tenista nacido en el tercer milenio en ingresar al Top 10 del ranking ATP. Los dos años posteriores ya tuvieron a un Sinner protagonista del circuito, y no como promesa; mas todavía no había mostrado todo su potencial.
“Lo tengo todo, no echo nada de menos. Nunca he ido a una discoteca, no me gusta acostarme tarde. Prefiero jugar a las cartas con amigos”, declaró después de ganar su primer Grand Slam, en enero de este año. Y es que se trata de un “chico normal”, como él mismo se describe. Le gusta la Fórmula 1 y es hincha del A.C. Milan, cuando puede “darse gustos” elige la pizza o el sushi y su serie preferida es Prison Break. En la pandemia, Sinner protagonizó una campaña solidaria que no parecía adecuarse a la dieta de un atleta de élite: comenzó a cocinar pizzas y por cada foto que sus seguidores le enviaban haciendo lo mismo, él donaba 10 euros para quienes más sufrían el Covid-19.
El pasado reciente es un poco más conocido: desde la gira indoor del año pasado, Sinner es, casi sin ninguna duda, el mejor tenista del mundo; pese que el ranking ATP no lo refleje (todavía). Perdió con Ben Shelton en el Masters 1000 de Shanghái, en octubre, y desde entonces ganó cinco títulos de los ocho que disputó. Solo perdió frente a Novak Djokovic en la final del ATP Finals y frente a Alcaraz en el desierto californiano (y no se presentó frente a Alex de Minaur, en París-Bercy, por lesión). En el medio, le dio a Italia su primera Copa Davis en 47 años venciendo al número 1 del mundo y se convirtió en el primer tenista nacido en la tierra de Leonardo Da Vinci en alcanzar el segundo escalafón mundial, tras su título en Miami. Jannik Sinner, el chico que dejó los esquíes por seguridad y que, aunque los puntos aún no lo atestigüen, a la hora de empuñar una raqueta es el rival más temido por todos.