El PSG sufrió una dura derrota ante Rennes y se terminó la paciencia

No quería mirar Luis Campos, asesor deportivo del París Saint Germain, al lado de Nasser Al Khelaifi, el presidente, cuando el Rennes marcó el 0-2 al inicio del segundo tiempo, entre los gestos de resignación de Kylian Mbappé y Lionel Messi, lo único apreciable, en una versión reducida este domingo, nada constantes, de un equipo que transita sin alma hacia el título.

Es el destino del PSG en esta campaña, salvo que haya alguien capaz de debatirlo, el Marsella o el Lens. No lo parece a falta de diez jornadas para el cierre de la competición, pese al naufragio inesperado de este domingo en su terreno -no perdía como local en la liga desde el 3 de abril de 2021, por 0-1 con el Lille, hace 35 encuentros en casa-, y la certeza del fracaso de Christophe Galtier, cuyo futuro parece agotado en cuanto termine el curso. Ni las numerosas bajas valen como excusa.

Reducido a la nada en la Champions, eliminado por el Bayern Múnich, es ya un equipo que deambula cabizbajo, deprimido, por lo que le queda de curso, consciente de que la Ligue 1 será suya tarde o temprano, aunque en esa dinámica todo eso está por ver, y renegado de que su destino sea tan solo la competición francesa.

El PSG no puede permitirse un despropósito de tal envergadura. Más que por los puntos, porque su título parece encaminado, por su propia credibilidad, por su propio crédito, tan dañado por la forma con la que se fue de la Champions, como si no fuera con él la posibilidad de conquistar el título que tantos desvelos le provoca, y aún más por la derrota que sufrió este domingo en casa.

Tampoco es admisible su inicio de la segunda parte. En dos minutos y 41 segundos desde la reanudación, recibió el 0-2. El gol señala a Bernat, primero, por la pérdida del balón en el medio campo, pero también a todo el funcionamiento defensivo de su equipo, expuesto a la carrera de Ugochukwu, tras el robo de balón de Bourigeaud (el asistente del 0-1), e incapaz de defender el pase final que remachó Kalimuendo desde dentro del área para remarcar la crisis del PSG, que bajó hasta los brazos. Cuando lo intentó, además, se cruzó Mandanda. Hasta la afición lo tomó con relativa naturalidad. Un breve abucheo.

Los datos del partido