Debutó con Bianchi, es ídolo en Malasia y preside un club del ascenso
Juan Manuel Aróstegui debutó en primera de la mano de Carlos Bianchi en Boca Juniors y después tuvo una vida de película. En Malasia es casi un Dios y ahora preside un club del ascenso, donde tuvo que asumir porque su antecesor quedó detenido por narcotráfico.
Juan Manuel Aróstegui debutó en primera de la mano de Carlos Bianchi en Boca Juniors y después tuvo una vida de película. Recorrió el mundo jugando al fútbol, en Malasia es casi un Dios y ahora preside un club del ascenso, donde tuvo que asumir porque su antecesor quedó detenido por narcotráfico.
Con apenas 19 años hizo su estreno en el Clausura '99 en el que el Boca de Bianchi ganó el bicampeonato. Ingresó en el triunfo ante Argentinos en lugar de Guillermo Barros Schelotto y ese fue su único partido oficial en el Xeneize. "Con la ansiedad y nerviosismo que tenía, la cancha me quedaba enorme, parecía de cuatro hectáreas. Vinieron mi familia y amigos a la cancha. Sentir esa adrenalina fue hermoso", le contó a Infobae, donde contó su historia.
Aróstegui llegó a Boca desde San Francisco, Córdoba, tras probarse en Newell's. Con 18 años ya entrenaba al lado de figuras como Riquelme, Palermo, Bermúdez y Serna. Ese año también fue citado por Hugo Tocalli para jugar el torneo Esperanzas de Toulon. En el 2000 Bianchi lo convocó a la pretemporada en Tandil pero se bajó por una lesión y ese fue el principio del final de su experiencia en Boca.
De allí se fue cedido a El Porvenir, y luego tuvo su primera experiencia en el exterior al irse a Guatemala, donde no la pasó bien. Comunicaciones ya había completado su cupo de extranjeros y lo enviaron a la filial. Tras seis meses, pegó el portazo y regresó a Argentina para recalar en Belgrano de Córdoba. Antes de finalizar la temporada 2001/2 le llegó la oportunidad de irse a Malasia.
Se convirtió en el tercer argentino en jugar en el fútbol malayo y en el primero del MPPJ Selangor, donde se cansó de hacer goles. Pese a estar en segunda división, llegó a cuartos de la Copa Malasia y fue goleador. En 2003 logró el ascenso y ganaron la Copa Malasia, Anotó 50 goles y se convirtió en ídolo total.
Una de las situaciones más insólitas que le tocó vivir en Malasia fue en la denominada Copa del Rey en la que el Selangor representó a su país frente a un seleccionado de Singapur. Los reyes presencian en las tribunas la final que habitualmente gana el local (así se da en la mayoría de los casos para redondear la fiesta del espectáculo deportivo).El encuentro terminó 2 a 2 y debía definirse en penales, pero de golpe "se lo vio bajando a uno de los reyes haciendo señas de que terminaran todo. Nosotros no entendíamos nada. Nos dijeron que el rey decía que no habría penales, que el primer puesto era para Singapur y el segundo para nosotros. Una cosa que solo puede pasar en un lugar así. Acá en Argentina te dan vuelta el estadio".
Luego pasó por Pachuca Juniors, Sportivo Belgrano, Universidad Católica y después empezó a probarse en equipos de todo el mundo. "Conseguía pruebas en distintos países, pasaba dos semanas, contemplaba la cultura, conocía y definía si me quedaba o no, a través de representantes. Así fui a Suiza, Italia, Suecia, Grecia y España... En algún período vacacional me probaba, me pagaban todo y me volvía a Malasia. Allá era muy reconocido pero sentía que necesitaba otro roce", relató Aróstegui.
Luego aceptó una propuesta de Chacarita, con el que ascendió en la temporada 2008/9, pasó por Aldosivi y regresó a Sportivo Belgrano en 2015, donde jugó hasta colgar los botines en 2018.
Este año, una situación particular lo obligó a asumir un rol inesperado. Aróstegui tomó la coordinación de las juveniles de Sportivo Belgrano y fue nombrado vicepresidente primero. Con él en funciones y en plena pandemia, la entidad cordobesa fue noticia por un caso de narcotráfico en el que quedó directamente involucrado su presidente, Pablo Esser. El ex mandatario fue acusado de asociarse con la barrabrava para la venta y distribución de cocaína.
"Empecé a ver fotos del club y nombres, que esto, que aquello... Así me enteré, fue una bomba. Para los que queremos al club fue un palazo en la cabeza. Imaginate que en San Francisco somos 70 ú 80 mil habitantes y es una locura algo así. A Pablo lo conozco desde hace años cuando tenía una pensión en el 98 cerca del Hospital Argerich donde iban chicos de Boca. Nunca tuvimos amistad, pero sí nos conocíamos. Mi lazo era por la institución. No deja de sorprenderme todo. El título es muy fuerte y duro. Jamás te imaginás algo así", contó al respecto.
Tras la detención de Esser, Aróstegui no le esquivó al bulto y ascendió a la presidencia: "Pensé en irme, pero no es mi forma, no soy así. Enseguida dije que me iba a hacer cargo con gente de mi confianza. Había que poner la cara y desvincular al club de esto porque no tenía nada que ver. Recién cuando el fiscal separó al club de este hecho nos tranquilizamos un poco", concluyó.