"Iba a vivir de mis piernas y ahora vivo de mis manos"
Albert Llovera sigue siendo un ejemplo de superación. Cuando tenía 17 años, el piloto español sufrió un accidente mientras esquiaba y quedó parapléjico. Pero eso no lo detuvo para convertirse en un referente y en la última edición del Dakar finalizó la prueba manejando un camión de 9.000kg con la fuerza de sus brazos.
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El lunes comenzará su quinto Dakar, otra vez a bordo del camión al que se sube con una polea, y en diálogo con el diario catalán Mundo Deportivo dejó varios conceptos interesantes.
"Tuve un fuerte accidente de esquí de joven, a los 17 años. Pensaba que viviría de mis piernas y dejaron de funcionar de un día a otro. Ahora vivo de mis manos. Si te quedas en casa, te consumes y más vale que salgas y aproveches la vida porque no se termina aquí. Lo más importante es la llama de la vida y mientras la tengas, tienes que seguir luchando y superarte día tras día".
"En mi vida nunca hubiera pensado que llegaría hasta dónde he llegado y ha sido gracias a aprovechar las oportunidades que he tenido. De esta manera, hace muchos años que abrí una puerta y gracias a ella hay mucha más gente con discapacidad que compite. Me siento orgulloso de ello", aseguró.
Con respecto a sus objetivos para esta edición, Llovera dijo que quiere terminar la competición, pero quiere "mejorar la posición en la que acabé el año pasado (fue 35º). Creo que podemos hacerlo porque íbamos rápido y podemos mejorar bastante".
Su relación con los otros pilotos: "Todos los pilotos de camiones me vienen a felicitar, especialmente los de Kamaz, que están enamorados de lo que hago. Nuestro equipo es checo y normalmente dormimos unos cerca de otros y me venían a ver cada día y me decían "mis respetos por lo que haces", y yo les decía "ya, si cada día me decís lo mismo" (risas). Saben lo que es la etapa y por dónde he pasado con el nivel tan alto de lesión que tengo".
Manejar un camión con su discapacidad: "El problema del camión es que pesa 9.000kg y la dirección es lenta. Es cierto que tiene 900 caballos de potencia, pero todo esto hace que sea todo muy lento y forzado a nivel físico. Estamos a dos metros y medio de altura y llevamos la suspensión justo debajo nuestro, y cuando paso por grandes agujeros se nota mucho y lo paso muy mal, especialmente a nivel de cadera, porque el diafragma se me queda muy bloqueado al no tener abdominales. En un día normal me puedo encoger unos 9 centímetros y todas las partes de dentro del cuerpo se me clavan. No me doy cuenta porque no me hace daño pero sudo mucho más porque el cuerpo me protesta".
Su vida en el Dakar: "Es muy complicada. Para ir en silla de ruedas es más difícil cuando bajas del camión que cuando estás compitiendo. Cuando hay arena lo paso muy mal. Voy con una especie de moto que va enganchada a mi silla de ruedas y me ayuda a transportarme para llegar del camión al lugar en el que ceno. La calidad de vida es muy penosa. El pasado año iban tres pilotos más en silla de ruedas y nuestro gran problema era el ir a hacer de vientre. ¿Y si tienes una llaga? Nos pasa mucho. Estás sentado en la misma posición y de la calor y el roce se te pone el trasero como un mandril. ¿Qué hacer? Antes que nada, tienes que ir al lavabo, ducharte e ir al hospital, luego al fisioterapeuta, y si te queda tiempo, comes. Si pierdes una hora de sueño la ganas en calidad de vida. Cualquier estropicio que tengas en el trasero te puede enviar a casa".
